martes, 1 de julio de 2014

Malos tiempos para la Educación

Llevo toda la vida estudiando y asistiendo a clase, en la escuela, en el instituto, en la Universidad, en el Conservatorio... Soy hijo de maestro, estoy constantemente rodeado por profesores y me encanta la enseñanza, pero en mis tres décadas nunca he visto que a las clases asistiera algún compañero del maestro o profesor para ver, aprender y mejorar la técnica de la enseñanza en el aula. Hoy he leído algo que me ha estremecido. Según el informa Tallis de la OCDE (http://www.oecd.org/edu/school/48651914.pdf) el 87% de los profesores admite que jamás ha asistido a las clases de un compañero.

En cualquier otra área los profesionales están en contacto continuo con la labor de sus compañeros. Los periodistas leen noticias, los abogados asisten a juicios y leen sentencias e instrucciones ajenas, los actores y músicos ven y escuchan a sus colegas, los albañiles ven a sus compañeros levantar muros, los científicos trabajamos en equipo, asistimos a conferencias, hacemos estancias en centros de investigación extranjeros... Pero los maestros y profesores no. Nunca hay más de un profesor en el aula, y eso es algo realmente preocupante. Desde que hacen las prácticas en la carrera o el máster de secundaria (antiguo CAP) no vuelven a tener un contacto (que yo sepa) con la forma de dar clase de otro profesor compañero. Existen sin embargo evaluaciones por parte de la Administración. Verificación de las notas de clase, reelaboración de Programaciones Didácticas, encuestas a los alumnos (en la Universidad)... papeleo papeleo papeleo, pero, amigos maestros y profesores, ¿se hacen evaluaciones del profesor en el acto de enseñar? ¿entran los inspectores a las aulas para ver el desarrollo de una clase? Lo pregunto desde la ignorancia porque no lo sé y jamás lo he visto. Como quiera que sea, el informe Talis de la OCDE lo dice bien claro: una cuarta parte de los profesores encuestados admite que jamás ha sido evaluado desde que ejerce.

Claro es que existen cursos de renovación en contenidos, cursos de TICs cursos del nuevo método pedagógico de moda en cada momento... que vienen acompañados de estímulos en forma de complementos retributivos que se añaden al sueldo. Eso está muy bien, pero no dejan de ser cuestiones teóricas. Sería como si un músico quisiera mejorar en su instrumento sólo leyendo sobre él, o un actor leyendo guiones.

La enseñanza es una tarea muy compleja que yo siempre he relacionado con las artes escénicas. No sólo hay que tener un profundo conocimiento y soltura con las materias a enseñar que te permita desgranar, sintetizar, organizar y temporalizar los contenidos, sino que también hay que saber transmitir, comunicar, convencer y hacer entender. Y estas últimas tareas son más propias de un orador o un actor. Ni que decir que además hay que saber y saber ejecutar las tareas necesarias para dominar clases en ocasiones indominables, por lo que hay que ser una perfecta mezcla entre cercanía y separación con el alumno de una manera coherente, creíble.

Los alumnos no son tontos y saben cuándo el profesor sobreactúa. Saben perfectamente cuándo el profesor domina la materia o sólo escupe lo que ha leído en el libro antes de venir a clase y por consiguiente se comportan con el respeto que ese profesional se merece. Esto es algo que como alumno he podido constatar mucho y siempre me había llamado la atención la razón de por qué algunos profesores dominaban el aula sin gritar, sin enfadarse, sin castigos y otros no eran capaces de ninguna manera.

Es por ello que me sorprende y me inquieta que los profesionales de un sector tan importante para la sociedad admitan que no se observan trabajar entre ellos para aprender y que no hayan sido evaluados en la parte más importante de su trabajo, que es el contacto diario con el alumnado. No se a vosotros, pero a mí me entran escalofríos pensar en la generación que ya ha perdido la educación que le deben dar los padres y que ahora se forman en un sistema educativo así.

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