miércoles, 4 de septiembre de 2013

La ciencia salvó mi alma

Alguna vez me preguntaron si el conocimiento científico del funcionamiento de la Naturaleza le arrebataba parte de su poesía y capacidad de asombrar. Nada más lejos de la realidad.

Jamás dejaré de emocionarme cada vez que descubro un secreto tras otro de este maravilloso Universo del que soy hijo y parte. No necesito más historias que la propia realidad para sentirme vivo, pleno y realizado. Cuando nací ya era tan viejo como el Universo. Elementos de este Universo se combinaron para darme una forma nueva, única e irrepetible, con unas funciones y capacidades asombrosas, y cuando muera, mi esencia material perdurará formando quizá parte de otros seres, al igual que otros seres forman parte de mí, hasta el mismísimo final de este planeta, esta galaxia, este Universo y por supuesto, del final del tiempo, pues el tiempo también es también parte de este Universo. Decidme ¿qué poesía, qué música o pintura creada por el hombre puede emocionar más que el conocimiento de la propia historia y funcionamiento de la Naturaleza que lo ha creado y de la que forma parte? ¿Qué puede llenar más el corazón del hombre que sentirte parte de todo lo que ves y lo que no ves, parte de lo que entiendes y de lo que no, parte de lo cercano y lo lejano, parte del pasado y del futuro?
¿Qué más se necesita para encontrar el sentido de la vida?

La vida del hombre tiene sentido en sí misma. Lo más maravilloso que puedas imaginar no puede compararse con lo que te rodea y aún desconoces. Vamos por la vida con los ojos tan cerrados que sólo vemos destellos y sombras fantasmagóricas y no queremos abrirlos por temor a que la realidad sea fea, aburrida, ordinaria... No se puede estar más equivocado. Abrid vuestros sentidos y vuestro cerebro al descubrimiento de los secretos del Universo y posiblemente encontraréis vuestro lugar en él.







3 comentarios:

Marta Granadina dijo...

pues ya hay un comentario

Marta Granadina dijo...

Como dicen aquí... ¡qué posmo sos!

Anónimo dijo...

Posmo de posmoderno, claro